miércoles, 31 de agosto de 2011

Deshidratación en verano


El agua y los electrolitos constituyen el medio esencial para el desarrollo de la vida. Los cambios

climáticos y los nuevos estilos de vida están condicionando cambios en los hábitos de ingesta de

bebidas, habiéndose generalizado el consumo de nuevas bebidas utilizadas, como las que contienen

sales minerales, entre otras razones, para afrontar la actividad física diaria. Todo ello hace


conveniente revisar la importancia de una hidratación adecuada para una vida activa y saludable.

Las bebidas con un contenido determinado de azúcares y de sales minerales, correctamente utilizadas,

pueden ser una importante ayuda para mejorar la rehidratación y prevenir la deshidratación o

solucionar los procesos leves de deshidratación. Los criterios preventivos que te expongo a

continuación pretenden mejorar la calidad de vida y la salud de la población general, ayudando a

mantener el equilibrio hídrico y evitando la aparición de síntomas relativos a los procesos de

deshidratación.

Decálogo de la hidratación

1. Se recomienda consumir entre 2 y 2,5 litros de líquidos al día, a lo

largo del día, incluyendo el agua que proviene de los alimentos. La

sed es una señal que nos avisa que hay que beber líquidos. No es
saludable “aguantar” sin beber, al contrario, se debe beber sin esperar

a tener sed. Si se realiza actividad física en ambientes calurosos es

necesario aumentar la cantidad de líquido.

2. Hay que prestar atención muy especial a las situaciones que pueden favorecer la deshidratación,
como el calor y la sequedad ambiental anormalmente elevados, fiebre, diarreas, vómitos, etc. Se
desaconseja realizar actividades físicas en las horas centrales de días calurosos, usando excesivas
prendas de abrigo, exposición exagerada al sol, etc.



3. Los síntomas que orientan hacia un cuadro de deshidratación son, entre otros, sed, sequedad de las
mucosas y de la piel, disminución de la cantidad de orina y, en casos más graves, pérdida brusca de
peso, orina oscura y concentrada, somnolencia, cefalea y fatiga extrema.
4. El agua y otras bebidas con diferentes sabores son necesarias para asegurar una adecuada
hidratación.En situaciones de deshidratación leve, como las mencionadas anteriormente , las bebidas

con sales minerales, en concreto sodio, y con azúcares de absorción rápida pueden facilitar una mejor
rehidratación.
5. Es conveniente hidratarse antes, durante y después del ejercicio ya que cualquier ejercicio físico,
aunque sea moderado, produce la eliminación de cierta cantidad de agua y sales minerales, además de
un consumo energético.
6. Además de los líquidos, ciertos alimentos, como frutas y verduras, nos pueden ayudar a mantener

un buen nivel de hidratación.
7. Las comidas copiosas requieren un aporte suplementario de bebida.
8. Si realiza algún tipo de dieta pueden variar sus necesidades específicas de hidratación.
9. Las bebidas alcohólicas no evitan la deshidratación e incluso pueden llegar a empeorarla.
10. La utilización de forma habitual de ciertos medicamentos (diuréticos, por ejemplo) puede afectar
el estado de hidratación.

martes, 23 de agosto de 2011

Los adolescentes, los más inconscientes frente al sol

Un estudio sobre los hábitos de comportamiento frente al sol de los españoles revela que sólo el 47 por ciento de los jóvenes se protege siempre cuando se expone al sol y que el 43 por ciento no toma medidas.Aunque los españoles son cada vez más conscientes de la importancia de protegerse frente al sol para evitar problemas cutáneos a corto y largo plazo, la realidad es que aún queda mucho por hacer, sobre todo entre los adolescentes, que son los que menos se protegen. Así lo revela el estudio Conocimiento de la radiación IRA y de los hábitos de fotoprotección de los españoles, que concluye que sólo el 47 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 24 años se protege siempre cuando toma el sol.
El estudio, en el que han participado 3.025 personas de toda España, fue presentado por Agustín Buendía, del Grupo de Trabajo de Epidemiología y Promoción de la Salud en Dermatología de la Academia Española de Dermatología (AEDV).
En opinión de Buendía, "los jóvenes aún no son del todo conscientes de los efectos negativos del sol sobre la piel. Tan sólo se preocupan por estar bronceados por lo que no usan fotoprotectores. Por ello, es importante adecuar los mensajes de prevención a este grupo de edad".
De acuerdo con los datos recogidos, los españoles son conscientes de los peligros del sol, pero el 43 por ciento de la población no siempre toma medidas frente a él. De hecho, de los que toman el sol, el 45 por ciento lo hace en las horas más perjudiciales del día.
EL FOTOPROTECTOR, EL Nº 1
En relación al método de prevención más extendido, los españoles siguen apostando por el fotoprotector, que lo usan siempre en el 57 por ciento de los casos, frente al uso de prendas de ropa que cubren la piel, como gorros o gafas de sol, usados por el 31 por ciento de los españoles.
Otro dato destacable es que, aunque el 84 por ciento de los españoles afirma saber que la piel tiene memoria, la mayoría se preocupa principalmente por las quemaduras (el 71 por ciento), el efecto más a corto plazo de la radiación solar.
Según explicó Buendía, en general, "las mujeres son más constantes a la hora de protegerse, se aplican fotoprotectores con mayor regularidad y les conceden más importancia a efectos tales como el fotoenvejecimiento de la piel y las manchas".
En cuanto al tipo de fotoprotector, el 41 por ciento utiliza un factor medio (15-30), el 40 por ciento un factor alto (30-50) y sólo el 12 por ciento utiliza el factor más alto (50+).
En este sentido, Aurora Guerra, de la AEDV, quiso recordar la importancia de utilizar factores de protección solar según el tipo de piel de cada persona y de protegerse también de los rayos infrarrojos A, "desconocidos por la sociedad pero que parece que tienen un efecto negativo sobre la piel". Como señaló, "aunque la radiación IR-A no genera calor en la superficie de la piel, incrementa la temperatura de las capas más profundas, ya que es la única que alcanza la hipodermis. Esto provoca un estrés oxidativo que causa un aumento de los radicales libres, lo que deriva en la destrucción del colágeno". También, comenta, "diversos estudios realizados en animales señalan que con esta radiación se pueden producir alteraciones de las respuestas inmunes en la piel, originando desde alergias al sol hasta el envejecimiento prematuro y daños
en el ADN de las células de la piel, que son el origen de lesiones precancerosas".